Dicen que el primer amor es único, el que más duele, el que siempre se recordará.
Mi primer amor fue… diferente, por decir algo. Fue apasionado e intenso. Pero si hay algo que fue es, desde luego, difícil. No es algo habitual enamorarse de alguien que vive a 3000km de ti, pero a veces pasa, y con 14 años la inocencia no conoce los límites.
3 años me duró. 3 preciosos años que no cambiaría por nada. Fueron muchos momentos y muchos recuerdos, pero la distancia hace estragos y muchos. La llama con la que todo empieza se va apagando poco a poco hasta que solo quedan cenizas. Y, a día de hoy, ni siquiera eso.
Empiezas con la mayor de las ilusiones y acabas con las lágrimas más amargas. Pero… nunca un error, siempre un acierto. De todo se aprende. Y yo de eso aprendí mucho. Es, en parte, el motivo por el que ahora soy como soy, el motivo por el que vuelva a creer en el amor.
Él ya es parte de un pasado y el contacto es mínimo. Los recuerdos ahí estarán pero nunca serán los suficientes como para destruirme el futuro que se me presenta.
Dicen que el presente es un chasquido entre el pasado y el futuro, pero yo creo en el presente, en vivir el momento, en disfrutar con lo que uno tiene sin aferrarse a los errores del pasado ni pensar en que puede venir en un futuro.
The only thing that matters is today.
Como algo que nunca, pero siempre, estará ahí...
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