Lo vi. Y ahí estaba él. El chico de Nueva York. No ha cambiado un ápice. Está tan guapo como siempre. Nos encontramos hace poco en la biblioteca, donde yo me disponía a estudiar, propósito que no conseguí. Iba con un amigo y no había mucho sitio, por lo que tuvimos que sentarnos enfrente de él y su querida novia. Estuve varias horas intentando concentrarme pero no pude. Y no porque me muriera de ganas por besrle como en tiempos pasados, sino por los recuerdos que me venían a la mente al tenerle ahí delante. Tengo que reconocer que sí que se movió algo dentro de mí, pero afortunadamente no como antes. Ahora le veo de otra manera: un recuerdo bonito pero que definitivamente forma parte del pasado.
¡Ánimo chicas, los amores fallidos se superan!
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