23 de mayo de 2011

The way you make me feel.

Please excuse me I don’t mean to be rude… Y claro que no pretendo. Pero yo no me he metido en una relación para pasarlo mal, para derramar lágrimas amargas cuya existencia él desconoce. Dicen que nadie puede hacerte llorar y que el único que tiene derecho a robarte las lágrimas no te hará llorar. Error. Puede. Vaya que si puede. De hecho, te puede hacer llorar más que cualquier otra persona.
Relación = confianza = sacrificio. Soy de ciencias pero esta igualdad la entiende hasta el más experto de los filósofos. Es imprescindible para que algo funcione. Como diría una profesora mía, es un básico de Zara.
Y esto no quiere decir que las cosas estén mal. Están que ya es mucho pero quizás en un punto muerto que no avanza. Quizás yo exija demasiado quizás el no aporta todo lo que debería. No lo sé.
Y soñar con que un día aparecerá en la puerta de tu casa con un ramo de tus flores favoritas te coja de la mano y te diga vamos a perdernos para siempre. Quedar con él una tarde en la que no importen ni las horas ni los minutos. Salir con sus amigos y reír como hacía tiempo que no reía. Jugar como dos niños idiotas en un parque… Qué bonito es soñar. Y si a eso le añadimos el hecho de que es gratis…
Pero todos estos sueños se desvanecen con la realidad. Realidad chocante en la que me hallo inmersa cada día. Por un lado deseando que algún día haga una locura por ti. Y por otro lado enfadada o más bien distante porque no sabes cuando llegará el día. Pero solo hace falta que me mire un segundo con sus ojos para olvidarme de todo cuanto me rodea. Un segundo. No hace falta más. Y en un segundo cualquier duda de por qué estoy con él se desvanece.
Un segundo que te sirve para valorar lo que realmente tienes y darte cuenta de que nadie es perfecto. Solo tenemos que aceptarnos tal y como somos. Haremos las cosas mejor o peor, pero las hacemos, lo intentamos. Y te quedas pensando en los tres meses que has vivido a su lado, al lado de la persona que te cuida, te agarra de la mano por la calle o te da un beso despreocupado. Y sabes que mientras esté a tu lado no hay problemas sin remedio.
Él es la solución.


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