5 de enero de 2012

Consumismo, consumismo everywhere

Hace años me llamaban la atención los innumerables anuncios de juguetes en la televisión, de cara a Navidad, a los Reyes Magos, etc, pero podía resultar comprensible. A los niños les entra por los ojos y si les gusta la casita de muñecas o el nuevo Excalestric no habrá nadie que les haga quitárselo de la cabeza. Sin embargo, ahora hay un fenómeno mucho mayor. En mi modesta investigación he descubierto que estos últimos días 9 de cada 10 anuncios corresponden a colonias. O fragancias, como ellos los llaman. En cualquier caso, perfumes. Para hombres y mujeres.
Esta gigantesca campaña publicitaria alrededor de este mundillo me lleva a concluir varias cosas. La primera, que el sexo vende. Todos los actores de los anuncios, o famosos anunciando sus propios productos, están con menos ropa que con la que Dios les trajo al mundo y si es en compañía masculina o femenina, según convenga, mucho mejor.
Y si se gastan esas millonadas que una servidora no maneja en publicidad, la segunda conclusión que tenemos es que les sale rentable. Ahí es donde yo ya no entiendo nada. Cuando un perfume es precisamente para el sentido del olfato y eso no nos lo pueden enseñar vía un anuncio en televisión.
No digo que no compremos colonias, yo misma lo he hecho e incluso utilizo una de los mismos anuncios que estoy criticando. Lo que ocurre es que yo no la elegí por el anuncio. Ni siquiera lo había visto cuando la compré. Simplemente, me gustó su aroma. ¡Y eso sólo se puede probar en la misma tienda!
Abrumada por tal cantidad de perfumes en los anuncios, decidí contarlos. 27 marcas de colonias diferentes, sin contar las de hombres y mujeres, ya que hay marcas que cuentan con ambas. 4 de cada 5 anuncios promocionaban un perfume diferente. Clásicas marcas de ropa como Carolina Herrera, Lacoste, Paco Rabanne, D&G, Prada y un larguísimo etcétera. Otras de tiendas tipo Mango o Springfield e incluso famosos promocionando sus propias fragancias, como Beyoncé, Shakira o Antonio Banderas. Todo vale para vender. Y no son precisamente baratas. Cualquiera de ellas rondará los 80 euros.
Muchos hemos recurrido a ellas cuando no sabíamos qué regalar a un familiar, y ésta parecía la opción más sencilla. Un buen obsequio y fácil de conseguir. Pero no es así. A no ser que conozcas los gustos olfativos de la persona en cuestión, aventurarse a comprarle una colonia no me parece la opción más acertada. Cada persona es un mundo y si es para los olores mucho más. Hay personas que les gustan los olores fuertes, a otras suaves, a frutas, vainilla o más dulces. ¿Crees que acertarás? Si aun así piensas intentarlo, sólo me queda darte mi humilde opinión. Las fragancias intensas para el invierno y las suaves para el verano. Aunque repito que esto sólo es mi propio gusto.
Y yo me pregunto, ¿de verdad seremos tan manipulables? ¿Compraríamos la colonia de nuestro actor favorito sólo porque la promociona él? Si es así, es que realmente estamos perdiendo el norte.

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