31 de diciembre de 2011

Bienvenido 2012

Otro año que se va y uno nuevo que empieza. Las promesas nuevas y las de siempre. 12 uvas que marcarán el inicio de otra etapa. Mi promesa del año pasado fue dejar de morderme las uñas ¡y lo he conseguido! A pesar del estrés de los exámenes, líos familiares y demás, lo logré. Así que después de pensar mucho he decidido que mi nueva promesa para el 2012 será empezar a estudiar al día. Es una de esas cosas que cada año decimos que vamos a hacer y siempre se queda en eso, una promesa. Pero este año espero cumplirlo. ¡Y espero que como año bisiesto que es sea especial!


¡Feliz 2012!




30 de diciembre de 2011

Mägos del escenario

Y finalmente cumplieron con lo prometido. Volvimos a encontrarnos todos. 29 de diciembre y comenzando con algo de retraso (lo justo para hacerse de rogar), ahí estaba Mägo al completo dispuesto a darlo todo en el penúltimo concierto de su historia con Jose. La sala abarrotadísima, mucho más que la última vez, arropando al grupo en su despedida. Esta vez sin teloneros, y con la voz totalmente recuperada, dejaron claro que para nada están acabados. Que empezará una nueva etapa, pero que el espíritu de Mägo es y seguirá siendo el mismo.
Una emocionante Desde mi cielo, por las numerosas frases de despedida del vocalista. "Ahora que está todo en silencio y que la calma me besa el corazón, os quiero decir adiós. Porque ha llegado la hora de que andéis el camino ya sin mí. ¡Hay tanto por lo que vivir!"

Y de traca final 3 canciones que nos dejaron sin aliento y sin voz. Las 3 bandas sonoras del grupo. Clásicas. Míticas. Atemporales. La costa del silencio, Molinos de viento y Fiesta pagana. Y tras ellas la ovación final hasta no sentir las palmas de las manos. Porque ellos se lo merecen. Chicos, sólo me queda decir que, simplemente, sois unos GRANDES. CABRONEEEEEEEES!!



29 de diciembre de 2011

¡Feliz 2012!

Por cada tanque que se fabrica en el mundo... se fabrican 131.000 peluches. Por cada bolsa de valores que se desploma... hay 10 versiones de "What a wonderful World". Por cada persona corrupta... hay 8.000 donando sangre. Por cada muro que existe... se ponen 2.000 tapetes de "bienvenido". Mientras un científico diseña un arma nueva... hay un millón de mamás haciendo pasteles de chocolate. En el mundo se imprime más dinero de Monopoly que dólares. Hay más vídeos divertidos en internet... que malas noticias en todo el mundo. AMOR tiene más resultados en "google" que MIEDO. Por cada persona que dice que todo va a estar peor... hay 100 parejas buscando un hijo. Por cada arma que se vende en el mundo... 20.000 personas comparten una Coca-Cola. Razones para creer. Busca la tuya y regálasela a alguien.



27 de diciembre de 2011

Escalera de color

Esa gran mano que todos deseamos y pocos son los afortunados que la han visto, y menos en sus propias manos. Esa es la escalera de color. Pero la escalera también es una mano muy peligrosa. Teniendo un proyecto hay que decidir si te conviene seguir jugando o tirarte. Ahí es donde se comprueba si alguien es un jugador agresivo o conservador. A los que comprendáis esta jerga seguramente también os habrá picado el gusanillo del póker. Os confieso que a mi también. Me parece un juego fantástico.
Los principiantes o los que ignoran las nociones básicas dirán que es un juego de azar. Y no les falta razón. Pero los que hemos profundizado en este mundillo sabemos que, aparte del azar, hay un gran componente de probabilidad. Estadística aplicada al póker. Conocer este juego de probabilidades es imprescindible para ganar. Y no me refiero a ganar una mano o ganar un torneo. Me refiero a ganar a la larga más fichas que las que pierdes. Las outs y las odds. Saber que tienes cierto porcentaje de posibilidades de que en el turn o en el river salga la carta que con tantas ansias has esperado.

Tengo que admitir que yo sólo controlo una modalidad, el Texas Hold’em. Y de momento no tengo pensado aprender las demás. Bastante tiempo lleva aprender a jugar esta misma modalidad por Internet, en persona, en una mesa con mucha gente o en un cara a cara. Cada una se juega diferente.

Quiero contar la historia de Liv Boeree. Es una mujer extraordinariamente buena al póker. En un mundo mayoritario de hombres, ella se abrió paso y llegó a ser la tercera mujer del mundo en ganar un EPT (European Poker Tour). ¡Vio un all in con una pareja de cincos y le salió bien! Tras estudiar física en la Universidad de Manchester se trasladó a Londres donde comenzó sus pinitos en el póker. Después de numerosos éxitos en diferentes torneos llegó su gran logro: victoria en San Remo embolsándose ¡1.250.000 euros! Toda una diva, vamos.

Pero volvamos a mi humilde experiencia en este juego. Últimamente siempre sigo el mismo proceso. Torneos online de 9 jugadores y 2.000 fichas de entrada. Jugar pocas manos al principio y agresivas las que considero dignas de poner en riesgo mis fichas. Una pareja alta, o tal vez dos figuras del mismo palo. Y siempre intentar mantener la calma, aunque a veces sea tan difícil… Y es que el problema no es la famosa cara de póker, solucionado jugando por Internet, sino las emociones de cada uno. La rabia o el ansia desmesurada por ganar pueden ser muy malas consejeras. No digo que un juego agresivo no sea recomendable, pero agresivo no es sinónimo de loco ;)

La intuición también juega un papel vital. Aunque no puedas observar físicamente a tus oponentes, puedes ver cómo juegan. Ver si arriesgan, si echan faroles, si roban ciegas. Y con ello hacer un perfil psicológico. Pensaréis que es una tontería, incluso excesivo, pero puede ser determinante a la hora de ver una mano contra ese jugador.

Un amigo una vez me dijo que para ver un all in hay que tener una mano mucho mejor que para hacer un all in. No se puede decir que yo apueste todo habitualmente, pero sí lo hice hace poco, con una pareja de ases en el preflop. Recuerdo que no tenía un número excesivo de fichas respecto a los demás, así que alguien lo vio. Y allí estaba. El primer y último póker de ases que he presenciado en mis manos. Y encima en el flop. Ninguna mano podía ganar a la mía. Y reconozco que tengo un gran fallo. Puede que no les saque el máximo partido a las grandes jugadas que tengo.

También jugamos en persona. Con mis amigos, tan aficionados o más que yo al póker. Quedamos en casa de alguno y echamos un torneo. A veces nos hemos enfadado, pero en general no tenemos mal perder. Pero hay un problema. Nos conocemos tanto que ya sabemos como juega cada uno. Así perdemos el factor sorpresa. Pero a cambio de eso, experimentamos este juego en su máximo esplendor.

Coger las fichas, puestas en montones, de menor a mayor valor. Tener las cartas en la mano, e intentar por todos los medios contener la decepción si la mano no vale la pena o la emoción si es algo grande. Ese es y será siempre el verdadero póker.

26 de diciembre de 2011

¡El invierno está aquí!









































¿Dulce Navidad?

Las Navidades son esa época en la que nos vemos obligados a estar contentos ¿No es cierto? Esas cenas familiares que no siempre apetecen, comilonas que hacen que te sientas culpable y regalos, no siempre acertados, por todas partes. No sería justo decir que todas las Navidades que recuerdo sean malas. Las ha habido muy felices, por supuesto. La ilusión esperando la visita de los Reyes Magos no tiene precio. Pero en general, hay más recuerdos malos que los que debería. Demasiados.
Por eso he decidido hacer un cambio. Poner las Navidades patas arriba y celebrarlas a mi manera. Para empezar ni siquiera he puesto el abeto. Ni tampoco en Belén. Y no es porque no quiera, simplemente que el espíritu navideño va mucho más allá de las cosas materiales, aunque últimamente se nos olvide.
Segundo. En mi familia no hemos hecho ningún regalo. Al menos ningún regalo sorpresa. La razón es que tantas horas de estrés pensando ¿Qué le gustará? ¿Tendrá ya esto? no merecen la pena. De momento nos basta con el rencuentro tras muchos meses sin vernos.
Tercero. Hemos cambiado las cenas en las fechas señaladas. Sí, me estoy refiriendo a Nochebuena, Nochevieja y Reyes. La primera estaremos en familia, pero sin grandes excesos y las demás… ¡Con amigos!
Ellos, los grandes olvidados de la Navidad van a ser los protagonistas de la mía. El tiempo libre que se agradece después de mucho tiempo estudiando a contrarreloj, lo voy a invertir en ellos, mis amigos. Charlas interminables, visitas a la pista de hielo, y muchos más planes que se me irán ocurriendo sobre la marcha. Por supuesto, también pienso reservar tiempo para mis hobbies y, por desgracia, a estudiar. Leer, pintar o simplemente no hacer nada. Rescatar esos libros olvidados para otorgarles todo el protagonismo.
Así que ya sabéis. Si las Navidades no os resultan especialmente apetecibles, haced como yo y tomáoslas como si fueran unas vacaciones normales para hacer ¡lo que os de la gana!

21 de diciembre de 2011

Princesa de mis sueños.

No es valiente quien no tiene miedo sino quien a pesar de tenerlo, lo intenta. Y entonces, basándome en esa definición, esa soy yo, una valiente. Y entonces te preguntarás por qué. La verdad, no es fácil de explicar. Hacen mañana 10 meses que mi mundo cambió. Para bien, eso seguro, pero cambió en todos los sentidos. Y con una gota de miedo entre la felicidad. ¿Miedo? Podemos llamarlo así, sí.
Antes, cuando salía de fiesta era una loca a la que le encantaba reír y ligar. No por nada, sino porque el simple hecho de que alguien se te acercara y te llamara guapa te hacía sonrojarte y creértelo cinco minutos. Pero las cosas han cambiado. Salgo menos. De hecho, salgo muchísimo menos. Casi nada. Y cuando salgo, no soy como antes. Estoy con mis amigas. Bailo, con ellas o con él. Con nadie más. No quiero ligar y si lo hago, soy borde. No miro los demás. Pero es como tiene que ser. Es como quiero que sea. Salgo con mis amigas y sé que desde algún lugar él tendrá su mirada clavada en la mía. Porque soy eso, la princesa de sus sueños. Y sé que lo soy.
¿Te imaginas que un día aparece en la puerta de tu casa con una rosa y te dice que te quiere? Deja de imaginar que eso es lo que pasa en las películas. Y esto es la vida real. En la vida real no hay rosas ni juguetes. Pero sí hay sonrisas y caricias con abrazos para recordarte por qué prefieres la vida real. No es un camino de rosas, pero es un camino.
Y entonces están todos esos sentimientos que se unen y por los que en realidad sientes ese miedo del que os he hablado. Porque sabes que esos sentimientos ya han sido sentidos.  Y ahora me preguntarás; ¿Te arrepientes? Del cambio que ha dado mi vida, de buscar huecos imposibles, de tener que renunciar más a mis amigos, de darlo todo por una persona. Pues déjame responderte; ni un segundo.


Décimo x, número y, serie z.

Mañana todos ponemos nuestra ilusión y esperanza en 5 cifras dispuestas al azar entre millones de combinaciones posibles. Pérmiteme recordarte que eso no es estadística, es suerte. Así que... viajemos a la fábrica de los sueños y si sueñas, loterías.

16 de diciembre de 2011

Recuperar un tesoro.

La amistad se puede definir de muchas maneras. Depende del diccionario utilizado se verán distintos matices. Pero una cosa tienen que tener en común; los amigos. Los amigos son como las plantas, o los riegas y los alimentas un poco cada día o mueren. Por desgracia yo he tenido que llegar a los puntos finales de muchas amistades últimamente, pero volveré a por las que realmente me importan, a por las que necesito para sonreír.
La Rubia. Ayer casi lloro al escuchar su voz. Nunca imaginé que la echaría tanto de menos. Demasiado. Echo de menos esos ojos verdes que lo transmiten absolutamente todo. Pero esa conversación fue solo el principio de la amistad que nos toca revivir. He hecho cosas mal. Probablemente ella también. He metido en medio a gente que no se merece pasar por esto. Pero he pedido perdón. Y no he pedido perdón porque así me voy a sentir mejor. He pedido perdón porque (perdonadme la expresión) la he cagado. He dejado que la comodidad sucumba la amistad. Me he puesto a mí por encima de ella y todos somos iguales. Me ha parecido más fácil protestar en vez de actuar. Pero las palabras ya han perdido valor. Tengo que verla. Darle un abrazo y dejar que el tiempo me ayude.
¿Alguna vez os he hablado de un amigo mío que le conozco desde que tengo 3 años? No se si leerá esto, pero si lo lee estará de acuerdo conmigo en que siempre ha sido un poco cabezota. Pero siempre ha sido mi amigo y me encanta que sea así. Recuerdo los recreos con 3 años en el patio jugando despreocupadamente. El que me ha acompañado en el comedor del colegio toda mi vida. Con el que más horas he pasado jugando a balón quemado o a lo que fuera. Si alguien me ha hecho reír, ha sido él, sin duda. Hace poco recuerdo que fuimos en su coche al McDonald’s. Otra vez. Echaba de menos reírme tanto. Que si por lo mal que conduce (que en realidad, no es cierto si no, no me habría montado), que si las hamburguesas que si la bebida. Todo. Y es en esos pequeños momentos cuando te das cuenta de que por muchas cosas mal que se hagan siempre habrá una buena que te recuerde porque sois amigos. También le echo de menos. Vive cerca de mí. Algún día le sorprenderé con una buena sonrisa en la puerta de su casa.
Luego están los otros amigos. Los que crees que lo son. Por los que intentas luchar para acabar rindiéndote porque no son lo que esperabas. Porque no siempre el polo positivo y el polo negativo se atraen. Hay que saber dejarlo pasar. Estar cerca de los que de verdad te cuidan. Y seguramente alguien me dirá que soy una deficiente o que esto son solo incongruencias de la subnocracia pero lo siento, la aristocracia nunca estuvo hecha para mí.


Una de cal y otra de arena

No sé cómo empezar este post. Los sentimientos de tristeza y alegría compiten por protagonizar momentos. Empezaré por los malos, para terminar con los buenos. Son esos que tienen que ver con el tema académico. Sin tiempo para respirar entre miles de apuntes llega la noticia de haber suspendido una, que dicho sea de paso, no merecía suspender. Todo esto con la cabeza en otra parte debido a las últimas discusiones que he tenido con mis amigos. Las navidades son una época de cariño y felicidad, o eso dicen, pero a mi siempre me suelen traer más tristeza y problemas que otra cosa. ¿A qué cotillón ir en fin de año? Esta cuestión nos ha hecho discutir bastante, y sacar cosas a la luz que todos teníamos guardadas que debieron ser aclaradas en su día, pero no fue así. Todos tenemos mucho carácter y orgullo, y eso nos lleva a pensar que tenemos siempre la razón, y no nos pongamos en el lugar del otro. Pero por suerte ayer rompimos el hielo y hablamos como personas civilizadas que hacía tiempo que no parecíamos. Lo que parecía el fin de todo se convirtió en el comienzo. No sé si una reconciliación total y absoluta, pero sí un deseo de volver a ser los que fuimos algún día. Y resultó que yo estaba equivocada. Pensé que ella tenía otra vida en la que no había sitio para nosotras, cuando no era así. Reconozco que hice muchas cosas mal. Dejé de llamarla y de hablar con ella y me refugié en la gente que me quedaba. Hice comentarios que se malinterpretaron, quizás por el dolor que me producía estar separándome de ella. Es cierto que puede que hiciera una montaña de un granito de arena, y simplemente me alejé. Rubia, desde aquí te pido perdón si he hecho algo mal. Posiblemente habré hecho miles de cosas mal en mi vida. Ya me conoces. Porque somos así. Humanos. Perfectamente imperfectos.

14 de diciembre de 2011

Who said.

"Es imposible", dijo el orgullo.
"Es arriesgado", dijo la experiencia.
"No tiene sentido", dijo la razón.
"Inténtalo", susurró el corazón.

9 de diciembre de 2011

All I want for Christmas is no Christmas.

Luces. Más luces. Pinos. Abetos. Regalos. Gente. Compras. Nieve. Odio la Navidad. Miento, odio la pre-Navidad. Todo el jaleo que se monta alrededor de ella mientras algunos aún estamos de exámenes. Quiero que me dejen de recordar que las vacaciones se acercan. Porque me hacen los días eternos y complicados. No quiero ver el Belén ni el árbol antes del 24 de diciembre. No quiero pensar en regalos. Solo en uno... el aprobado. No quiero ver películas navideñas a todas horas. Siemplemente NO QUIERO.

8 de diciembre de 2011

¡Estoy harta de estudiar!

Folios. Apuntes y más apuntes. Es lo único que ocupa mi mesa y mi desgastada mente. Tejidos, sistema nervioso, sangre. Un sinfín de datos que memorizar a contrarreloj. Resetear el cerebro tras un examen, estudiar, examinarse y volver a empezar. Un dudoso método para retener información a largo plazo, pero es lo único que tengo. Los eritrocitos tienen una vida media de 4 meses ¡Vaya! Sólo 120 días para cumplir su función, sin ninguna otra preocupación y luego dirigirse al bazo esperando su inevitable final. Su muerte. Qué simple parece todo cuando se mira desde fuera…

4 de diciembre de 2011

Tempus fugit.

Los poetas usaban este término para referirse al paso del tiempo y la vejez y a que todo ello es inevitable y que por tanto, debermos vivir al máximo. Lo cual nos recuerda el famoso carpe diem.
Yo misma digo: "It's all about time. About which century we live in. About how many years make a century. About how many months have you lived without worrying about time. About how many minutes are left. About how many seconds make the difference between the right and the wrong thing. It's all about time."
Todo se reduce al tiempo que desearíamos tener y no tenemos. Y es que nadie regala tiempo a pesar de que la nueva película "In time" se empeñe en que sí. Ojalá alguien me regalara media hora para respirar y no pensar en nada. Un par de horas para ver a mi mejor amiga y decirle que le echo de menos pero que estaré a su lado siempre. Un minuto para recordarle a mi familia que soy la de siempre. Un segundo para mirarle a los ojos y decirle que le quiero. Tiempo. Tiempo que nadie regala.