21 de diciembre de 2011

Princesa de mis sueños.

No es valiente quien no tiene miedo sino quien a pesar de tenerlo, lo intenta. Y entonces, basándome en esa definición, esa soy yo, una valiente. Y entonces te preguntarás por qué. La verdad, no es fácil de explicar. Hacen mañana 10 meses que mi mundo cambió. Para bien, eso seguro, pero cambió en todos los sentidos. Y con una gota de miedo entre la felicidad. ¿Miedo? Podemos llamarlo así, sí.
Antes, cuando salía de fiesta era una loca a la que le encantaba reír y ligar. No por nada, sino porque el simple hecho de que alguien se te acercara y te llamara guapa te hacía sonrojarte y creértelo cinco minutos. Pero las cosas han cambiado. Salgo menos. De hecho, salgo muchísimo menos. Casi nada. Y cuando salgo, no soy como antes. Estoy con mis amigas. Bailo, con ellas o con él. Con nadie más. No quiero ligar y si lo hago, soy borde. No miro los demás. Pero es como tiene que ser. Es como quiero que sea. Salgo con mis amigas y sé que desde algún lugar él tendrá su mirada clavada en la mía. Porque soy eso, la princesa de sus sueños. Y sé que lo soy.
¿Te imaginas que un día aparece en la puerta de tu casa con una rosa y te dice que te quiere? Deja de imaginar que eso es lo que pasa en las películas. Y esto es la vida real. En la vida real no hay rosas ni juguetes. Pero sí hay sonrisas y caricias con abrazos para recordarte por qué prefieres la vida real. No es un camino de rosas, pero es un camino.
Y entonces están todos esos sentimientos que se unen y por los que en realidad sientes ese miedo del que os he hablado. Porque sabes que esos sentimientos ya han sido sentidos.  Y ahora me preguntarás; ¿Te arrepientes? Del cambio que ha dado mi vida, de buscar huecos imposibles, de tener que renunciar más a mis amigos, de darlo todo por una persona. Pues déjame responderte; ni un segundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario