27 de diciembre de 2011

Escalera de color

Esa gran mano que todos deseamos y pocos son los afortunados que la han visto, y menos en sus propias manos. Esa es la escalera de color. Pero la escalera también es una mano muy peligrosa. Teniendo un proyecto hay que decidir si te conviene seguir jugando o tirarte. Ahí es donde se comprueba si alguien es un jugador agresivo o conservador. A los que comprendáis esta jerga seguramente también os habrá picado el gusanillo del póker. Os confieso que a mi también. Me parece un juego fantástico.
Los principiantes o los que ignoran las nociones básicas dirán que es un juego de azar. Y no les falta razón. Pero los que hemos profundizado en este mundillo sabemos que, aparte del azar, hay un gran componente de probabilidad. Estadística aplicada al póker. Conocer este juego de probabilidades es imprescindible para ganar. Y no me refiero a ganar una mano o ganar un torneo. Me refiero a ganar a la larga más fichas que las que pierdes. Las outs y las odds. Saber que tienes cierto porcentaje de posibilidades de que en el turn o en el river salga la carta que con tantas ansias has esperado.

Tengo que admitir que yo sólo controlo una modalidad, el Texas Hold’em. Y de momento no tengo pensado aprender las demás. Bastante tiempo lleva aprender a jugar esta misma modalidad por Internet, en persona, en una mesa con mucha gente o en un cara a cara. Cada una se juega diferente.

Quiero contar la historia de Liv Boeree. Es una mujer extraordinariamente buena al póker. En un mundo mayoritario de hombres, ella se abrió paso y llegó a ser la tercera mujer del mundo en ganar un EPT (European Poker Tour). ¡Vio un all in con una pareja de cincos y le salió bien! Tras estudiar física en la Universidad de Manchester se trasladó a Londres donde comenzó sus pinitos en el póker. Después de numerosos éxitos en diferentes torneos llegó su gran logro: victoria en San Remo embolsándose ¡1.250.000 euros! Toda una diva, vamos.

Pero volvamos a mi humilde experiencia en este juego. Últimamente siempre sigo el mismo proceso. Torneos online de 9 jugadores y 2.000 fichas de entrada. Jugar pocas manos al principio y agresivas las que considero dignas de poner en riesgo mis fichas. Una pareja alta, o tal vez dos figuras del mismo palo. Y siempre intentar mantener la calma, aunque a veces sea tan difícil… Y es que el problema no es la famosa cara de póker, solucionado jugando por Internet, sino las emociones de cada uno. La rabia o el ansia desmesurada por ganar pueden ser muy malas consejeras. No digo que un juego agresivo no sea recomendable, pero agresivo no es sinónimo de loco ;)

La intuición también juega un papel vital. Aunque no puedas observar físicamente a tus oponentes, puedes ver cómo juegan. Ver si arriesgan, si echan faroles, si roban ciegas. Y con ello hacer un perfil psicológico. Pensaréis que es una tontería, incluso excesivo, pero puede ser determinante a la hora de ver una mano contra ese jugador.

Un amigo una vez me dijo que para ver un all in hay que tener una mano mucho mejor que para hacer un all in. No se puede decir que yo apueste todo habitualmente, pero sí lo hice hace poco, con una pareja de ases en el preflop. Recuerdo que no tenía un número excesivo de fichas respecto a los demás, así que alguien lo vio. Y allí estaba. El primer y último póker de ases que he presenciado en mis manos. Y encima en el flop. Ninguna mano podía ganar a la mía. Y reconozco que tengo un gran fallo. Puede que no les saque el máximo partido a las grandes jugadas que tengo.

También jugamos en persona. Con mis amigos, tan aficionados o más que yo al póker. Quedamos en casa de alguno y echamos un torneo. A veces nos hemos enfadado, pero en general no tenemos mal perder. Pero hay un problema. Nos conocemos tanto que ya sabemos como juega cada uno. Así perdemos el factor sorpresa. Pero a cambio de eso, experimentamos este juego en su máximo esplendor.

Coger las fichas, puestas en montones, de menor a mayor valor. Tener las cartas en la mano, e intentar por todos los medios contener la decepción si la mano no vale la pena o la emoción si es algo grande. Ese es y será siempre el verdadero póker.

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