16 de noviembre de 2011

Momentos

Dicen que dentro de todo lo malo siempre hay algo bueno. No se puede decir que mi momento sea malo, pero tampoco es el mejor del mundo. Clases, exámenes, apuntes. La cabeza tan llena de terminología compleja que no hay espacio para sentimientos. Tiempo ausente y un gran déficit de sueño que no sé cuándo voy a recuperar. ¿Sabéis de qué os hablo? Seguro que sí. Y, como no, suspensos que aparecen como por arte de magia y sin avisar. Y personas a las que simplemente no entiendo. Pero ahora tengo los pensamientos en otra parte. Lejos.
En medio de estas estresantes situaciones se presenta un viaje. Durará poco más de 24 horas pero estará en nuestra memoria por mucho más tiempo. Visita a un museo y una noche loca. Amigos con los que compartir algo más que horas de clase. Una pequeña motivación para seguir estudiando y quizás complir un sueño el día de mañana. Sólo quizás.



























































































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