8 de noviembre de 2011

Una lágrima en la arena.

Parece que fue ayer cuando me pidió salir. Cuando me concedió esa oportunidad. Y ya han pasado casi 9 meses. Que se dice pronto. 9 meses  en los que descubrir cosas nuevas y conocerse. 9 meses de felicidad insaciable. Como en todo, con pequeñas discusiones. Pero hay que saber ponerse en el lugar de otro y ceder. Sobre todo, ceder. Además tengo el extra de que mis amigas se llevan bien con él y yo me llevo bien con sus amigos. Siempre ayuda. Porque nos guste o no, nos importa lo que piensen nuestros amigos.
A veces hay lágrimas; claro que las hay. Por cosas que quizás son tonterías. Que cada uno las interpreta a su manera. Pero, ¿quién encuentra una lágrima en la arena? Se pierde con las cosas buenas y con las que nos hemos de quedar para contárselas a la almohada. Que no está para que la mojemos con tonterías sino para recordarnos que todo tiene solución. Que no hay problemas.
Hablando de problemas. Supongo que no estaría nada mal emitir una opinión sobre el pequeño detalle de que dos de mis amigas se hayan liado con el mismo chico. Pero como solo supongo, no lo voy a hacer. Es su vida y la respeto. Entiendo los motivos de cada una. No las juzgo. Ni, por supuesto, me enfado. Seguramente haya reforzado su amistad. Y la nuestra. El sábado quedó más que demostrado. No tiene precio sentarte con ellas y reír absolutamente de todo. Sin pensar en problemas, en universidad, en chicos, en padres. En nada. Ellas y yo sin otra preocupación que reírse. Porque la risa es un acto que sirve para olvidarse de las cosas. Ojalá pudiéramos reír eternamente.
La rubia. Hace tiempo que no os hablo de ella. Nuestra pequeña rubia. A la que a pesar de todo seguimos queriendo. Es feliz y no puedo más que alegrarme por ello. He pasado un tiempo reflexionando sobre este tema, intentando entenderlo. Siendo justa. Sabiéndome poner en su lugar y cediendo. Ella va a seguir ahí. Que casi no la vea no implica que nada sea lo mismo. Podemos hablar por teléfono. Podemos tomar un café y recordar viejos tiempos. Puedo sonreírle y decirle que la pequeña rubia es aún más guapa cuando sonríe. Y darle un abrazo y decirle que siempre que lo necesite estaré ahí. No es justo enfadarse por esto. Somos amigas, y una amistad vale más que todo eso. Y ella ha estado ahí para ayudarme cuando lo he necesitado. Y antes de que se me olvide, enhorabuena por esos 10 meses rubia :)
Exámenes. Ajena a la definición de la RAE definiré examen como hojas a rellenar que te privan de tu vida durante unas semanas y en el que a pesar de haber dejado de lado estúpidos vicios como comer o dormir, seguirás siendo incapaz de contestar a todo con certeza. Y se acercan, o no han dejado de irse. Que en medicina es prácticamente lo mismo. Con calma, que remedio. Y suerte a todos los que estéis de exámenes. A la mayoría, os hará falta.

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